Autoridades sanitarias de Estados Unidos han reportado un incremento sostenido de casos relacionados con una nueva variante del COVID-19, identificada como KP.2, un sublinaje de la familia ómicron. Esta variante se está propagando de forma discreta pero consistente, representando actualmente alrededor del 25% de las nuevas infecciones en el país.
Aunque los síntomas que genera son similares a los de otras variantes recientes —como fiebre leve, congestión, tos seca y fatiga—, lo que ha llamado la atención de los epidemiólogos es su alta capacidad de contagio y una posible evasión parcial de la inmunidad adquirida por vacunas o infecciones previas.
Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) han señalado que no hay evidencia de que KP.2 cause una enfermedad más grave, pero recomiendan a la población mantener las medidas preventivas básicas, especialmente en personas con factores de riesgo.
Algunos especialistas han advertido que, aunque el impacto hospitalario aún es limitado, la combinación entre la fatiga pandémica, la reducción de pruebas diagnósticas y la desinformación puede favorecer su expansión sin ser detectada de inmediato.
Por el momento, no se ha emitido una alerta sanitaria de emergencia, pero los sistemas de vigilancia epidemiológica han sido reforzados.
Fuente: Telemundo
