Ajolotes que brillan en la oscuridad revelan mecanismos clave para entender la regeneración de extremidades y abren camino a la medicina regenerativa humana

Un equipo de investigadores de la Universidad Northeastern en Boston ha logrado un avance científico significativo para desentrañar el misterio biológico que permite a los ajolotes, unas salamandras mexicanas conocidas por su capacidad única de regenerar extremidades completas, reconstruir tejidos con precisión. El estudio, publicado el 10 de junio de 2025 en la revista Nature Communications, utilizó ajolotes modificados genéticamente para que sus células brillaran en las zonas donde se activa el ácido retinoico, una molécula fundamental en la señalización celular durante la regeneración.

El ácido retinoico, derivado de la vitamina A, funciona como una especie de “GPS molecular” que guía a las células lesionadas sobre qué partes del cuerpo deben reconstruir y cómo hacerlo. En los ajolotes, esta señal está cuidadosamente regulada por la enzima CYP26B1, que degrada el ácido retinoico para evitar una regeneración excesiva o desordenada. Cuando los científicos bloquearon esta enzima, observaron un fenómeno denominado “efecto Frankenstein”, en el que una extremidad amputada no solo se regeneraba, sino que podía crecer como un brazo completo, evidenciando la importancia del equilibrio entre producción y degradación del ácido retinoico para una regeneración exacta y proporcionada.

Además, el estudio reveló que las células del ajolote tras una amputación sufren un proceso de “reprogramación” o “reinicio” celular, perdiendo su identidad original para volver a un estado primitivo que les permite responder a las señales regenerativas y reconstruir la parte perdida. Esta capacidad contrasta con la respuesta humana, donde las heridas se sellan con cicatrices y las células no se reprograman para regenerar tejidos complejos, limitando la capacidad de regeneración a tejidos muy específicos como la piel o el hígado en condiciones excepcionales.

Este descubrimiento tiene implicaciones profundas para la medicina regenerativa humana. Los investigadores apuntan a que, en el futuro, tecnologías como CRISPR podrían utilizarse para activar o desactivar genes relacionados con el ácido retinoico en momentos clave, reactivando así capacidades regenerativas dormidas en las células humanas sin necesidad de introducir genes externos. Se vislumbra la posibilidad de desarrollar tratamientos o parches para heridas que programen a las células para regenerar tejidos en lugar de formar cicatrices, lo que revolucionaría la recuperación de lesiones traumáticas y amputaciones.

Los ajolotes, además de su icónica apariencia con branquias externas y su “sonrisa” característica, están en peligro crítico de extinción en su hábitat natural en los lagos de Xochimilco, México. Sin embargo, se han convertido en modelos esenciales para la investigación biomédica en laboratorios de todo el mundo, gracias a su extraordinaria capacidad regenerativa.

Este avance representa un paso crucial para comprender uno de los grandes enigmas de la biología: cómo un organismo sabe exactamente qué parte del cuerpo reconstruir tras una lesión, y cómo ese conocimiento podría transformar la medicina humana, abriendo la puerta a terapias regenerativas que hoy parecen ciencia ficción.

Fuente: CNN

By Ginger Cevallos Carrillo

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