La enemistad entre Irán e Israel tiene su origen en un cambio radical ocurrido en 1979 con la Revolución Islámica en Irán. Antes de esa fecha, Irán era una monarquía bajo el sha Mohammad Reza Pahlaví, aliado de Estados Unidos, y mantenía relaciones cordiales con Israel, siendo incluso el segundo país musulmán en reconocer al Estado israelí tras Egipto. Durante ese período, Israel e Irán colaboraron en varios ámbitos para contrarrestar el rechazo árabe hacia Israel.
Sin embargo, con el derrocamiento del sha y la llegada al poder del ayatolá Ruhollah Jomeini, Irán se transformó en una república islámica teocrática que adoptó una postura abiertamente hostil hacia Israel. El nuevo régimen rompió relaciones diplomáticas, dejó de reconocer la validez de los pasaportes israelíes y entregó la embajada israelí en Teherán a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), que lideraba la lucha contra Israel. Esta animadversión se convirtió en un pilar del régimen iraní, que se identificó como defensor de la causa palestina y enemigo del “régimen sionista” israelí.
Además, Irán comenzó a apoyar a grupos armados y milicias como Hezbolá en Líbano, Hamás y la Yihad Islámica en Palestina, considerados enemigos de Israel, y ha sido acusado de desarrollar un programa nuclear que Israel percibe como una amenaza existencial. Israel, por su parte, ha respondido con ataques militares, ciberataques y operaciones encubiertas para debilitar a Irán y sus aliados en la región.
En resumen, la enemistad actual entre Irán e Israel se basa en la transformación ideológica y política de Irán tras 1979, su apoyo a la causa palestina y grupos armados contra Israel, y la percepción israelí de una amenaza nuclear iraní que ha escalado en un conflicto que abarca confrontaciones directas e indirectas en Oriente Medio.
Fuente: CNN