Carlos Bolsonaro, hijo del expresidente Jair Bolsonaro, fue formalmente acusado por la Policía Federal de Brasil de participar en actividades de espionaje ilegal utilizando recursos del Estado. La investigación, que duró dos años, reveló que Carlos habría empleado software especializado para espiar a jueces, periodistas, funcionarios públicos y opositores políticos, con el fin de alimentar campañas de desinformación y manipulación en redes sociales. El caso ha generado una fuerte conmoción política y mediática en Brasil, poniendo en tela de juicio la integridad de las instituciones.
Actualmente, el expediente está en manos del Supremo Tribunal Federal, que decidirá si se presentan cargos formales y se inicia un proceso judicial. Carlos Bolsonaro ha negado todas las acusaciones, calificándolas como una persecución política y un intento de desestabilización. El escándalo se produce en un contexto de alta polarización política y debate sobre el uso indebido de recursos estatales para fines partidistas.
Expertos en seguridad y derecho señalan que este caso podría tener implicaciones profundas para la democracia brasileña y la confianza en las agencias de inteligencia. La sociedad civil y organismos internacionales han pedido transparencia y justicia en el proceso.
Fuente: Deutsche Welle (DW)