La incertidumbre domina en Washington respecto a si el expresidente Donald Trump ordenará o no un ataque militar contra Irán, y según analistas, ni siquiera él tiene una decisión clara al respecto. Trump ha mostrado señales contradictorias, oscilando entre la posibilidad de una acción bélica y la búsqueda de negociaciones diplomáticas. Esta indecisión genera preocupación en el gobierno y entre legisladores, que temen una escalada sin un plan estratégico definido.
La autoridad presidencial para iniciar acciones militares está limitada por la Resolución de Poderes de Guerra, que exige en muchos casos la aprobación del Congreso. Sin embargo, históricamente, presidentes estadounidenses han utilizado interpretaciones amplias para justificar intervenciones sin autorización formal. En el caso de Trump, la presión de sus aliados en Israel y sectores de su base política contrasta con voces dentro de su propio movimiento que se oponen a una guerra.
El dilema de Trump se agrava por las posibles consecuencias de un ataque, incluyendo represalias iraníes, ataques terroristas y una escalada regional que podría desestabilizar Medio Oriente. Fuentes cercanas indican que busca evitar un conflicto prolongado similar a Irak o Afganistán, que afectaría su imagen y apoyo político. La Casa Blanca mantiene reuniones constantes para evaluar opciones y riesgos, mientras la comunidad internacional observa con atención.
Esta indecisión refleja la complejidad de la política exterior estadounidense y la influencia de múltiples actores internos y externos. La posibilidad de guerra con Irán sigue siendo una incógnita que podría definirse en las próximas semanas, con consecuencias globales.
Fuente: CNN en Español
