La ofensiva migratoria del gobierno de Donald Trump en Estados Unidos ha adoptado una nueva modalidad con agentes de ICE enmascarados que operan en redadas y detenciones, generando controversia y temor en las comunidades migrantes. Estos agentes, cubiertos con pasamontañas y uniformes tácticos, buscan proteger su identidad y aumentar la efectividad de las operaciones. Sin embargo, su presencia ha sido criticada por organizaciones de derechos humanos y defensores de migrantes.
La estrategia busca intimidar a redes de tráfico de personas y desarticular células criminales, pero también ha provocado denuncias de abuso y violaciones a los derechos civiles. Las comunidades afectadas expresan miedo y desconfianza hacia las autoridades, dificultando la cooperación y el acceso a servicios. La táctica ha generado debates sobre la militarización de la inmigración y la transparencia en las acciones del gobierno.
Funcionarios de ICE defienden la medida como necesaria para garantizar la seguridad y proteger las fronteras, asegurando que se respetan las leyes y procedimientos. Sin embargo, la falta de identificación visible y la naturaleza encubierta de los agentes generan preocupación pública. La ofensiva migratoria se intensifica en un contexto político polarizado y de creciente presión social.
Este cambio en la operativa de ICE refleja la complejidad y sensibilidad del tema migratorio en Estados Unidos y sus implicaciones sociales y políticas.
Fuente: CNN en Español