El día en que Estados Unidos atacó instalaciones nucleares en Irán marcó un punto histórico en la escalada del conflicto en Medio Oriente. La operación combinó ataques aéreos con bombas antibúnker y misiles de precisión lanzados desde bombarderos furtivos y submarinos, dirigidos a las plantas de Fordow, Natanz e Isfahán. El presidente Donald Trump anunció el éxito de la misión y afirmó que todos los aviones regresaron sanos y salvos.
La ofensiva buscó neutralizar la capacidad nuclear iraní y enviar un mensaje claro sobre la determinación estadounidense y sus aliados. El ataque generó reacciones inmediatas en la región, con advertencias de represalias y llamados internacionales a la calma. La acción militar fue la culminación de semanas de tensiones y negociaciones fallidas.
Durante la jornada, las fuerzas de defensa aérea iraníes intentaron repeler los ataques, pero no pudieron evitar daños significativos. La población civil vivió momentos de incertidumbre y temor ante la posibilidad de un conflicto mayor. Las autoridades internacionales intensificaron sus esfuerzos para mediar y evitar una guerra abierta.
Este día histórico redefine las relaciones en Medio Oriente y plantea nuevos desafíos para la seguridad y la diplomacia global.
Fuente: Deutsche Welle (DW)