Estados Unidos atacó tres instalaciones nucleares en Irán: Fordow, Natanz e Isfahán, con el objetivo de frenar el programa nuclear iraní. Fordow es una planta subterránea altamente protegida, ubicada bajo una montaña y diseñada para resistir ataques convencionales. Natanz es el principal centro de enriquecimiento de uranio, mientras que Isfahán alberga instalaciones para la producción de uranio metálico, un componente clave para armas nucleares.
El ataque combinó bombas antibúnker lanzadas desde bombarderos furtivos B-2 y misiles Tomahawk disparados desde submarinos y destructores. Fordow sufrió daños severos que podrían retrasar la capacidad de enriquecimiento, mientras que Natanz e Isfahán también resultaron afectados, aunque continúan operativos en menor escala. Estas instalaciones son fundamentales para el programa nuclear iraní y su destrucción representa un golpe estratégico.
Irán ha denunciado el ataque como una agresión y ha prometido responder, aumentando la tensión en la región. La comunidad internacional expresó preocupación por la escalada bélica y sus posibles consecuencias globales. El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) monitorea la situación para evaluar el impacto y la seguridad radiológica.
Este ataque marca un punto crítico en el conflicto nuclear y pone en evidencia la complejidad de las relaciones internacionales en Medio Oriente, donde la seguridad, la diplomacia y la amenaza militar están estrechamente entrelazadas.
Fuente: CNN en Español