Ucrania y Rusia protagonizan una intensa serie de ataques nocturnos con drones, en un nuevo capítulo del conflicto que mantiene al mundo en alerta. Durante la última noche, las defensas aéreas ucranianas interceptaron 18 drones Shahed lanzados por Rusia, que se concentraron principalmente en la región norteña de Cherníguiv, donde se reportó una víctima mortal. Al mismo tiempo, Ucrania atacó objetivos en Crimea y la región rusa de Bélgorod, derribando varios drones enemigos.
Rusia, por su parte, informó haber derribado 10 drones ucranianos en las regiones de Smolensk, Briansk y Crimea, y reportó ataques con misiles guiados y vehículos aéreos no tripulados. La ofensiva rusa se centró en el norte de Ucrania, afectando también a ciudades como Sumy y Odesa. La intensidad y frecuencia de estos ataques reflejan la escalada tecnológica y táctica en el conflicto.
Ambas partes emplean drones como herramientas clave para reconocimiento y ataques precisos, aumentando la complejidad del campo de batalla. Las defensas antiaéreas están en constante alerta para neutralizar estas amenazas, que afectan tanto a infraestructura como a la población civil. La guerra continúa con un alto costo humano y material.
Este intercambio nocturno evidencia la evolución del conflicto hacia una guerra tecnológica y asimétrica, con impactos significativos en la seguridad regional.
Fuente: Deutsche Welle (DW)
