El gobierno de Panamá informó que más de 300 personas fueron detenidas durante violentas protestas que sacudieron la provincia de Colón, en respuesta a la crisis social y económica que afecta a la región. Los manifestantes denunciaron la falta de empleo, inseguridad y deficiencias en servicios públicos, mientras que las fuerzas de seguridad actuaron para restablecer el orden. Las detenciones se produjeron en operativos que incluyeron el uso de fuerza para dispersar a grupos que causaron daños materiales.
Las protestas se extendieron por varios días y generaron un clima de tensión y confrontación entre la población y las autoridades. El gobierno decretó el estado de emergencia y restringió el acceso a internet en la zona para controlar la comunicación y evitar la propagación de disturbios. La situación ha generado preocupación nacional e internacional por la escalada de violencia y la respuesta estatal.
Organizaciones de derechos humanos han pedido respeto a los derechos fundamentales y el fin de la represión. También han solicitado diálogo y soluciones estructurales para atender las causas profundas del descontento social. El gobierno panameño anunció planes para atender las demandas y mejorar las condiciones en Colón.
Este episodio evidencia la fragilidad social en regiones vulnerables y la necesidad de políticas integrales para garantizar la paz y el desarrollo.
Fuente: Deutsche Welle