En Kenia, el primer aniversario de las protestas que culminaron en el asalto al Parlamento en 2024 estuvo marcado por enfrentamientos violentos entre manifestantes y fuerzas de seguridad. Las autoridades ordenaron la suspensión de transmisiones en vivo de radio y televisión para evitar la difusión de imágenes que pudieran incitar a la violencia, invocando leyes de comunicación y seguridad. La medida generó críticas por limitar la libertad de prensa y el derecho a la información.
Las protestas se concentraron en el centro de Nairobi, donde cientos de personas ocuparon calles y se enfrentaron con la policía, que respondió con gases lacrimógenos y cañones de agua. Al menos un policía y varios manifestantes resultaron heridos, mientras la tensión escalaba rápidamente. Los manifestantes denunciaron abusos y exigieron reformas políticas y sociales que consideran pendientes.
El gobierno justificó la suspensión de transmisiones como una medida necesaria para preservar el orden público y evitar la propagación de mensajes que puedan fomentar disturbios. Sin embargo, organizaciones de derechos humanos y periodistas locales expresaron preocupación por la censura y la represión. La situación refleja la fragilidad política y social que persiste en Kenia.
Este aniversario evidencia la necesidad de diálogo y reformas que atiendan las demandas ciudadanas y fortalezcan la democracia. La violencia y la censura dificultan la construcción de confianza entre la población y las autoridades. La comunidad internacional sigue de cerca el desarrollo de los acontecimientos.
La crisis en Kenia pone en relieve los desafíos de gobernabilidad y derechos en países con tensiones sociales profundas.
Fuente: Deutsche Welle