El mes de julio comenzó con una ola de calor sin precedentes en Europa, afectando gravemente a países como España, Portugal, Francia, Italia y Alemania. Las temperaturas superaron los 43°C en varias regiones, provocando alertas rojas y naranjas en más de 80 departamentos franceses y once comunidades españolas. En París, el calor obligó al cierre parcial de la Torre Eiffel y al cierre de más de 1.300 escuelas. Italia prohibió el trabajo al aire libre en horarios críticos, tras la muerte de un obrero en Emilia Romaña. Alemania y Reino Unido también enfrentan niveles extremos de calor, con alertas activas y medidas de emergencia.
Las autoridades meteorológicas atribuyen el fenómeno a una “cúpula de calor”, un sistema de alta presión que atrapa aire caliente sobre la región durante días. Este fenómeno, intensificado por el cambio climático y la desertificación del norte de África, ha generado temperaturas récord en zonas costeras y urbanas. En el Mediterráneo, las aguas alcanzaron los 30°C, cinco grados por encima del promedio estacional. La Organización Meteorológica Mundial advirtió que estas olas de calor serán cada vez más frecuentes, intensas y prolongadas. El fenómeno representa un grave riesgo para la salud pública, los ecosistemas y la infraestructura.
Los efectos colaterales del calor extremo ya se hacen sentir en toda Europa. En Austria, fuertes lluvias y tormentas eléctricas derivadas del calor provocaron deslizamientos de tierra en los Alpes tiroleses. En Turquía, más de 1.800 personas fueron evacuadas por incendios forestales activos en tres provincias. En la República Checa, la falta de oxígeno en el lago Modlanska causó la muerte de más de once toneladas de peces. En España, dos agricultores murieron intentando huir de un incendio en Cataluña, mientras que un niño falleció por golpe de calor en Valls. Las autoridades piden máxima precaución ante un verano que se anuncia “muy complicado”.
La infraestructura urbana también ha sido puesta a prueba. En Francia, el reactor nuclear de Golfech fue detenido por el calentamiento del río Garona. En Italia, el aumento del uso de aire acondicionado ha generado apagones periódicos en varias ciudades. En Reino Unido, el calor ha afectado el transporte y la red eléctrica, con retrasos y cortes en el servicio. Las autoridades sanitarias han emitido recomendaciones para proteger a los grupos vulnerables, como niños, ancianos y trabajadores al aire libre. La solidaridad ciudadana y la información oficial son claves para enfrentar esta emergencia climática.
Expertos advierten que Europa se está calentando al doble de la media global, y que este tipo de eventos ya no son excepcionales. El cambio climático ha convertido las olas de calor en una nueva normalidad, con impactos directos en la salud, la economía y la vida cotidiana. Se estima que las muertes relacionadas con el calor podrían alcanzar las 44.000 este año en el continente. La Organización Meteorológica Mundial impulsa iniciativas de alerta temprana y gobernanza del riesgo térmico para enfrentar esta amenaza creciente. Europa, en pleno verano, enfrenta un desafío climático que exige acción urgente y coordinada.
Fuente: Deutsche Welle