¿Memorias después de la muerte? 7 de cada 10 neurocientíficos creen que podrían sobrevivir en el cerebro

Una investigación publicada en PLOS One ha sacudido los cimientos de la neurociencia al revelar que el 70,7 % de los expertos consultados cree que los recuerdos podrían persistir tras la muerte si el cerebro se conserva adecuadamente. El estudio, liderado por el Dr. Ariel Zeleznikow-Johnston desde la Universidad Monash en Australia, plantea que la memoria tiene una base física estable, alojada en el llamado conectoma, una red única de conexiones neuronales que codifica nuestra personalidad y recuerdos. Esta hipótesis desafía la idea tradicional de que la muerte representa el fin absoluto de la experiencia humana. Para muchos científicos, el conectoma podría ser la clave para recuperar memorias incluso después del fallecimiento. La posibilidad de extraer recuerdos de cerebros preservados ya no parece exclusiva de la ciencia ficción.

El estudio encuestó a 312 neurocientíficos, desde especialistas en memoria hasta investigadores generalistas, sobre la viabilidad técnica de recuperar recuerdos post mortem. Un sorprendente 40 % de ellos considera factible que en el futuro se puedan extraer memorias desde cerebros conservados mediante tecnologías avanzadas. La técnica más prometedora es la criopreservación estabilizada con aldehído, que solidifica el tejido cerebral sin dañarlo, evitando la formación de cristales. Esta metodología permitiría preservar la arquitectura neuronal necesaria para mantener intacta la memoria. Aunque aún no hay consenso sobre qué escala neurofisiológica es fundamental para el almacenamiento de recuerdos, el conectoma sigue siendo el principal candidato.

Los expertos también ofrecieron estimaciones temporales sobre cuándo podría lograrse esta hazaña. Según sus cálculos, se podrían recuperar memorias de gusanos redondos en 2045, de ratones de laboratorio en 2065, y de seres humanos en 2125. Estos pronósticos, aunque ambiciosos, reflejan el ritmo acelerado de los avances en neurotecnología, simulación cerebral e inteligencia artificial. El Dr. Zeleznikow-Johnston, autor del libro The Future Loves You, considera que el porcentaje de científicos que cree en esta posibilidad aumentará con el tiempo. Además, la comunidad Aspirational Neuroscience ha ofrecido un premio de 100.000 dólares al primer equipo que logre decodificar un recuerdo específico desde un cerebro conservado.

La idea de una inmortalidad digital plantea dilemas éticos profundos. ¿Sería esta preservación una sombra informacional de quien fuimos o una auténtica continuidad del ser? ¿Qué derechos tendría esta entidad posthumana sobre sus recuerdos? ¿Quién decidiría qué memorias merecen ser conservadas? La frontera entre la preservación respetuosa del legado humano y la transgresión de los límites naturales podría volverse difusa. En nuestra búsqueda por trascender la muerte, corremos el riesgo de deshumanizar aquello que pretendemos inmortalizar: la experiencia irrepetible de ser humanos.

Este estudio no solo redefine el concepto de muerte, sino que también abre nuevas preguntas sobre la identidad, la privacidad mental y los límites entre biología y tecnología. La posibilidad de recuperar memorias tras la muerte ya no parece una fantasía, sino un desafío científico con implicaciones filosóficas y sociales. La neurociencia avanza hacia territorios inexplorados que podrían cambiar para siempre nuestra relación con el tiempo, la memoria y la existencia. Y mientras tanto, el cerebro —ese universo íntimo— sigue guardando secretos que podrían sobrevivirnos.

Fuente: Deutsche Welle

By Ginger Cevallos Carrillo

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