Argentina y Estados Unidos formalizaron un acuerdo de swap de monedas por USD 20.000 millones, destinado a fortalecer las reservas del Banco Central argentino y estabilizar el tipo de cambio. El convenio fue sellado tras una reunión entre el presidente Javier Milei y Donald Trump en Washington, en el marco de la Conferencia Política de Acción Conservadora. Según Milei, el objetivo es “dar seguridad a quienes invierten en Argentina, reducir el riesgo país y facilitar el acceso al crédito”. El swap no implica endeudamiento directo, sino un intercambio bilateral de liquidez. La medida llega en una semana clave, a pocos días de las elecciones legislativas argentinas.
El acuerdo fue confirmado por el Banco Central de la República Argentina (BCRA) y el Departamento del Tesoro de EE. UU., que destacaron su carácter estratégico para contener la volatilidad financiera. El swap permitirá ampliar las herramientas de política monetaria sin recurrir a los mercados internacionales. En paralelo, se activó un plan de asistencia técnica para reforzar la supervisión bancaria y la transparencia fiscal. Este respaldo financiero marca un giro en las relaciones bilaterales, con Trump apostando por la gestión de Milei en medio de tensiones regionales. La firma del convenio fue acompañada por un comunicado conjunto que subraya la “confianza mutua” entre ambos gobiernos.
Sin embargo, el acuerdo ha generado controversia en EE. UU., donde 36 congresistas demócratas enviaron una carta al secretario del Tesoro exigiendo detalles del plan y cuestionando su legalidad. Alegan que el swap podría beneficiar intereses privados sin suficiente control institucional. También critican la falta de debate público previo y el uso político del respaldo financiero. En Argentina, sectores opositores acusan al gobierno de “entregar soberanía monetaria” y de usar el acuerdo como herramienta electoral. La Casa Blanca no ha emitido comentarios oficiales, pero fuentes cercanas al Tesoro aseguran que el swap fue aprobado bajo condiciones técnicas estrictas.
El impacto inmediato del acuerdo no logró frenar la demanda de dólares en Argentina, donde persiste la incertidumbre económica. Analistas señalan que el swap podría aliviar la presión cambiaria a corto plazo, pero no resuelve los desequilibrios estructurales. El gobierno de Milei confía en que el respaldo estadounidense impulse la confianza de los mercados y reactive la inversión extranjera. Mientras tanto, el riesgo país se mantiene elevado y el acceso al crédito sigue limitado. El swap es visto como una herramienta de estabilización, no como una solución definitiva.
Este acuerdo marca un hito en la política económica argentina y en la diplomacia financiera entre ambos países. La alianza entre Milei y Trump refuerza el eje conservador en América, con implicaciones geopolíticas que van más allá del plano monetario. El swap de USD 20.000 millones es el mayor firmado por Argentina en su historia, y su ejecución será monitoreada por organismos multilaterales. En medio de la campaña electoral, el gobierno apuesta por mostrar resultados concretos. Y el mundo observa si esta jugada será suficiente para cambiar el rumbo económico del país.
Fuente: Diario El Universo
