Durante la ceremonia de investidura del presidente ecuatoriano Daniel Noboa, celebrada el 24 de mayo en Quito, se evidenció un momento de tensión diplomática cuando la presidenta de Perú, Dina Boluarte, evitó saludar al mandatario colombiano, Gustavo Petro. Ambos líderes coincidieron en el evento, pero no intercambiaron gestos ni palabras, lo que reflejó las fricciones persistentes entre sus gobiernos.
Este gesto se produce en un contexto de relaciones bilaterales tensas. En abril de 2025, el presidente Petro expresó su preocupación por las condiciones en las que se llevaron a cabo las elecciones en Ecuador, cuestionando su legitimidad debido al estado de excepción y la presencia militar durante el proceso electoral. Estas declaraciones contrastaron con la postura de la canciller colombiana, Laura Sarabia, quien felicitó a Noboa por su reelección, generando discrepancias dentro del gobierno colombiano.
La negativa de Boluarte a saludar a Petro durante la investidura de Noboa subraya las diferencias políticas y diplomáticas entre Perú y Colombia, y plantea interrogantes sobre el futuro de la cooperación regional en América Latina.
