El economista Scott Bessent, exasesor de inversiones y cercano al entorno del expresidente Donald Trump, declaró que las conversaciones comerciales entre Estados Unidos y China se encuentran en punto muerto, y que sin una intervención directa a nivel presidencial, difícilmente habrá avances significativos. Según Bessent, la guerra comercial iniciada durante el gobierno de Trump ha derivado en un escenario insostenible para ambas potencias, lo que exige una desescalada inmediata.
En una intervención difundida en medios internacionales, Bessent afirmó que “no habrá progreso si no hay una llamada directa entre Trump y Xi Jinping”, sugiriendo que las actuales dinámicas diplomáticas carecen del peso político necesario para reactivar el diálogo bilateral. El economista también remarcó que el mantenimiento de aranceles punitivos está generando impactos negativos no solo en las economías china y estadounidense, sino también en los mercados globales.
El estancamiento de las negociaciones ocurre en medio de un panorama internacional marcado por tensiones geoeconómicas, restricciones tecnológicas, disputas sobre propiedad intelectual y medidas proteccionistas en sectores estratégicos como los semiconductores, la inteligencia artificial y la transición energética. Para Bessent, la prolongación de este impasse podría derivar en una fragmentación más profunda del sistema comercial internacional y acelerar la carrera por la relocalización industrial (reshoring) en ambos países.
Desde el final del mandato de Trump, las relaciones comerciales entre Washington y Pekín han oscilado entre la contención estratégica y el distanciamiento económico. Aunque la administración de Joe Biden ha mantenido gran parte del andamiaje arancelario impuesto por su predecesor, las vías de negociación se han vuelto más formales y menos personalistas, algo que Bessent considera un obstáculo frente a la diplomacia directa que caracterizó a Trump.
Finalmente, el economista concluyó que sin un gesto de alto nivel político, la relación comercial entre ambas potencias seguirá entrampada, lo que a su juicio perjudica la estabilidad financiera global, la inversión extranjera directa y las cadenas de suministro.
Fuente: Infobae