China mantiene un control estratégico sobre la producción y exportación de tierras raras, minerales esenciales para la fabricación de tecnología avanzada, desde teléfonos móviles hasta sistemas militares. El país asiático concentra aproximadamente el 60% de la producción mundial y domina la cadena de suministro global, lo que le otorga una posición clave en la economía y la geopolítica mundial. Esta dependencia genera preocupaciones en otras potencias, que buscan diversificar sus fuentes.
Las tierras raras son fundamentales para la transición energética, la electrónica y la defensa, por lo que su control es un factor de poder estratégico. China ha utilizado esta ventaja para influir en mercados y relaciones internacionales, imponiendo restricciones y regulaciones que afectan a sus competidores. La industria global enfrenta retos para asegurar el acceso a estos recursos críticos.
Diversos países han iniciado proyectos para explorar y desarrollar fuentes alternativas, así como para reciclar materiales. Sin embargo, la complejidad técnica y los costos dificultan la rápida reducción de la dependencia china. La competencia por las tierras raras se ha convertido en un nuevo frente en la rivalidad económica y tecnológica.
Este dominio chino subraya la importancia de los recursos minerales en la política global y la necesidad de estrategias sostenibles y diversificadas.
Fuente: Deutsche Welle
