Las protestas que conmemoran el primer aniversario de las manifestaciones de 2024 en Kenia derivaron en enfrentamientos violentos que dejaron al menos ocho muertos y decenas de heridos. Los disturbios se concentraron en Nairobi y otras ciudades principales, donde la policía utilizó gases lacrimógenos y balas de goma para dispersar a los manifestantes. La situación ha generado alarma por la escalada de violencia y la represión estatal.
Los manifestantes exigen reformas políticas, justicia social y el fin de la corrupción, demandas que permanecen sin respuesta satisfactoria para amplios sectores de la sociedad. La protesta también refleja el descontento por la desigualdad económica y la falta de oportunidades, factores que han alimentado la inestabilidad. Las autoridades han declarado estado de emergencia en algunas zonas y restringido la transmisión de medios para controlar la información.
Organizaciones de derechos humanos han denunciado abusos por parte de las fuerzas de seguridad y han pedido investigaciones independientes. La censura y la violencia dificultan la resolución pacífica del conflicto y agravan la polarización social. La comunidad internacional ha expresado preocupación y llamado al diálogo.
El aniversario de las protestas evidencia la persistencia de problemas estructurales en Kenia y la urgencia de reformas profundas. La violencia y la falta de canales democráticos ponen en riesgo la estabilidad y el desarrollo del país. Se requiere un compromiso conjunto para superar la crisis.
Este episodio pone en relieve los desafíos de gobernabilidad y derechos humanos que enfrenta Kenia en un contexto de tensiones sociales.
Fuente: Deutsche Welle