Orcas se “besan” con lengua en Noruega: científicos registran por primera vez este gesto social en libertad

En un hallazgo sin precedentes, científicos ciudadanos documentaron por primera vez a dos orcas salvajes intercambiando lo que parece ser un “beso” con lengua en los fiordos de Kvænangen, al noreste de Tromsø, Noruega. El comportamiento, conocido como mordisqueo de lengua, había sido observado únicamente en orcas bajo cuidado humano desde 1978, pero nunca en su hábitat natural. La interacción fue grabada durante una expedición de snorkel en octubre de 2024, utilizando una cámara GoPro, y duró casi dos minutos. El estudio fue publicado en la revista Oceans y ha generado gran interés en la comunidad científica. Este gesto desafía la imagen tradicional de las orcas como depredadores y revela una faceta más compleja de su vida social.

La grabación muestra tres episodios de contacto oral suave entre las orcas, con duraciones de 10, 26 y 18 segundos respectivamente. Tras el último contacto, los animales se separaron y continuaron nadando en direcciones opuestas, lo que sugiere que se trató de una interacción voluntaria y no agresiva. Javier Almunia, coautor del estudio, explicó que este comportamiento podría tener fines afiliativos, como reforzar vínculos sociales o facilitar la cohesión grupal. En otras especies, como primates o lobos, el contacto bucal cumple funciones similares de afecto, respeto o sumisión. En cetáceos como las belugas, también se ha observado este tipo de interacción, lo que refuerza su posible valor comunicativo.

Los investigadores señalan que el mordisqueo de lengua podría formar parte del repertorio natural de las orcas, y no ser exclusivo de ejemplares en cautiverio. Incluso se especula que podría tratarse de una “moda” dentro de ciertos grupos, como ocurrió cuando se observó a orcas colocándose peces muertos sobre la cabeza a modo de sombrero. Este tipo de conductas, aunque raras, podrían tener un componente lúdico o de aprendizaje social. La observación en libertad valida décadas de estudios en zoológicos y acuarios, y abre nuevas preguntas sobre la evolución de la inteligencia emocional en cetáceos. La comparación entre comportamientos en cautiverio y en la naturaleza será clave para futuras investigaciones.

El estudio también destaca la importancia de la ciencia ciudadana en la investigación marina. Los buzos que captaron el momento siguieron protocolos éticos para minimizar la perturbación, flotando horizontalmente y manteniendo distancia. Las condiciones ambientales fueron óptimas: buena visibilidad, oleaje bajo y clima favorable. Este tipo de registros espontáneos permite acceder a comportamientos difíciles de observar desde la superficie. Además, refuerza el valor de las colaboraciones entre instituciones científicas y exploradores independientes. La documentación de este gesto social podría impulsar nuevas metodologías para estudiar la comunicación submarina.

Finalmente, el hallazgo invita a replantear la percepción pública de las orcas, conocidas popularmente como “ballenas asesinas”. En realidad, son los miembros más grandes de la familia de los delfines y no representan peligro para los humanos en estado salvaje. Este comportamiento afectivo sugiere que poseen una vida social rica y matizada, con gestos que podrían expresar curiosidad, juego o vínculo emocional. Los científicos advierten que aún no se puede determinar con certeza la función del mordisqueo de lengua, pero su registro en libertad marca un hito en la etología marina. Bajo las aguas frías de Noruega, las orcas nos recuerdan que aún queda mucho por descubrir sobre su mundo invisible.

Fuente: Deutsche Welle

By Ginger Cevallos Carrillo

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