Israel está ejerciendo presión sobre Estados Unidos para que utilice la bomba antibúnker GBU-57/B, conocida como Massive Ordnance Penetrator (MOP), en un posible ataque contra las instalaciones nucleares iraníes, especialmente la planta de enriquecimiento de uranio en Fordow. Esta arma, con un peso de aproximadamente 13.600 kilogramos y casi seis metros de longitud, está diseñada para penetrar hasta 60 metros de hormigón reforzado antes de detonar, lo que la convierte en la única capaz de destruir objetivos tan profundamente enterrados y protegidos. La planta de Fordow está construida bajo una montaña y rodeada de gruesas capas de concreto, diseñada para resistir ataques convencionales.
La bomba MOP fue desarrollada para neutralizar armas de destrucción masiva y estructuras altamente fortificadas, y su uso representaría un escalamiento significativo en la ofensiva contra Irán. Aunque Israel cuenta con bombas antibúnker propias, como la GBU-28, estas solo pueden penetrar hasta 6 metros de hormigón, insuficiente para objetivos como Fordow. Hasta ahora, no hay evidencia oficial de que Estados Unidos haya transferido la GBU-57 a Israel, aunque la colaboración estratégica entre ambos países es estrecha.
Expertos militares destacan la complejidad técnica de esta bomba, que debe soportar el impacto a gran velocidad y detonar en el momento exacto para maximizar su efecto destructivo. Su costo ronda los 17 millones de euros por unidad, reflejando su sofisticación y potencia. La posible utilización de esta arma ha generado preocupación internacional por las consecuencias de un ataque a instalaciones nucleares profundamente enterradas.
La presión israelí coincide con una creciente disposición del presidente Donald Trump para considerar acciones militares contra Irán, aunque la decisión final recae en la Casa Blanca. El uso de la GBU-57/B podría cambiar el curso del conflicto, pero también implica riesgos elevados de represalias y escalada bélica en la región.
Fuente: CNN en Español
